La defensa solicita la nulidad de la causa por irregularidades y la puesta en independencia de Constantin Dumitru y Priscila Lara Guevara
CÁCERES, 1 Mar.
El juicio por el hurto de las 45 botellas de vino de gama alta en el lugar de comidas Atrio de Cáceres, que tiene tres estrellas Michelin y tres Soles Repsol, quedó visto para sentencia tras la declaración de los peritos y la conclusiones de las partes en las que la fiscal Carmen Barquilla ha asegurado que "varios rastros" atestiguan que los acusados, Constantin Dumitru y Priscila Lara Guevara, son los autores de este hurto perpretado en el mes de octubre de 2021.
Antes de que el magistrado Joaquín González Casso levantara la sesión tomó la palabra Constantin Dumitru para proteger su inocencia y la de su compañera. El acusado ha recordado que en sus teléfonos no se han encontrado fotografías o diálogos alusivas a los hechos y puso en duda las pruebas periciales, puesto que "no se encontró nada" con lo que se ha preguntado "dónde se encuentran las botellas", y ha criticado que una bodega tan esencial no tuviese cámaras de supervisión dentro suyo.
Así, la tercera y última día de la visión en la Audiencia Provincial de Cáceres ha pasado con las afirmaciones de los cinco peritos que han corroborado, por una parte, el valor de los vinos sustraídos, y por otro los análisis de ADN encontrado en el baño de la habitación 107 del hotel y cuyas muestras corresponden con los acusados, según los reportes de agentes de la Comisaría General de Policía Científica de Madrid que examinaron estos "restos celulares" que "son compatibles" con el perfil de Pryscila y Constantin, y el de una tercera persona ignota.
Respecto a la identificación facial, la policía científica asimismo ha ratificado las analogías entre las fotografías efectuadas en el momento en que se detuvo a los ocasionados que se han cotejado con el pasaporte, pero no con las imágenes aparecidas en las cámaras de vigilancia por el hecho de que eran de baja calidad y los desenlaces no podían ser definitivos.
En cuanto al perito que efectuó la tasación de los vinos sustraídos de la bodega del lugar de comidas con tres estrellas Michelin, ha proclamado que el peritaje se hizo cargo por la parte de la empresa aseguradora el 28 de octubre de 2021, el día siguiente del hurto, y lo concluyó con una metodología "meticulosa y afanosa" con fecha de 22 de febrero de 2022.
Para efectuar el informe se valió del consejos de expertos, canales de distribución de estos vinos de gama alta y viviendas de subastas, con lo que determinó que el valor de las 45 botellas robadas se eleva a 753.454,45 euros, cantidad que se ajusta a "un valor de mercado propósito" del vino de las bodegas Château D'Yquem y Romanée-Conti que fueron sustraídas, y que coincide con la indemnización que han recibido los dueños de Atrio tras llegar a un convenio con la compañía de seguros Reale.
En cuanto a las conclusiones, la fiscal Carmen Barquilla sostiene su solicitud de 4 años y seis meses de prisión para los dos acusados por un delito de hurto de forma fuerte en lugar público que recubre una particular gravedad por la elevada cuantía de los elementos sustraídos y por su "valor histórico", con relación a la botella de 1806. Solicita asimismo una indemnización a la compañía empresa aseguradora por el valor peritado de los vinos o la restitución de las botellas.
La fiscal cree que la pena es "propocional y correcta" en tanto que, en todo el juicio, quedó acreditado que los acusados son los autores del delito de hurto, si bien "no hay una prueba directa sobre la autoría de los hechos" sino más bien "varios rastros" reforzados entre sí y también interrelacionados que fueron avalados por los presentes y las pruebas periciales que ubican a los acusados en la habitación 107 del hotel Atrio en la noche de los hechos.
El ADN, la huella dactilar, el cotejo de los teléfonos, la titularidad del vehículo usado y las grabaciones de seguridad prueban que la gente que ocupaban esa habitación fueron las que cometieron el hurto en tanto que, mientras que la mujer llamaba al recepcionista para soliciar comida y separarle del puesto de recepción, el hombre aprovechó para bajar a la bodega de donde salío hacia la una y media de la madrugada con una mochila y 2 bolsas que "supuestamente pesaban bastante", según ha contado la fiscal, que ha pedido el visionado de las cámaras de vigilancia por la parte del tribunal pero no fué viable por inconvenientes especialistas.
La fiscal ha defendido que la instrucción fué "aprensiva con los derechos de los acusados" y las pruebas se practicaron con total pulcritud, lo que dió rincón a "múltiples rastros" que deforman la presunción de inocencia. "Estos sucesos están acreditados y hay una pluralidad de rastros que demuestran que los acusados son los autores del hurto", ha concluido.
La acusación especial, representada por el letrado de la empresa aseguradora Reale, Rafael Mateos, ha señalado que el peritaje del valor de las botellas "fué propósito", con lo que demanda la proporción de 753.454 euros, que fue la cantidad indemnizada a los dueños de Atrio, y la restitución de las botellas sustraídas, tal como cinco años de prisión.
Por su parte, la letrada protectora de los acusados, Sylvia Córdoba, ha pedido la nulidad de la causa por las "varias irregularidades" que se han producido en la instrucción del caso y en la investigación policial, y ha pedido la absolución de sus clientes del servicio puesto que no se pudo cotejar "ni solo una prueba" sino más bien rastros que no darían sitio a una sentencia condenatoria.
Córdoba ha pedido asimismo la "instantánea" puesta en independencia de sus protegidos, en tanto que los dos están desde el verano pasado en la prisión de Cáceres, algo sobre lo que el juez va a deber pronunciarse.
En sus conclusiones, la letrada ha defendido que se han vulnerado los derechos escenciales de los acusados y ha tachado de "desmedida" la petición "indiscriminada" del tráfico de llamadas telefónicas en la noche de los hechos en el ambiente del hotel, algo que pudo vulnerar asimismo la privacidad de "cientos de cacereños".
Además, ha denunciado que se ha roto la cadena de custodia de los teléfonos de los acusados y que no se aportó a la investigación el volcado terminado de lo que contenían sino más bien "información cambiada" que fue clasificada a conveniencia de los estudiosos.
En cuanto a las pruebas aportadas por las grabaciones ha incidido en que "no tienen la posibilidad de ser valoradas por el hecho de que son de pésima calidad", en ellas no se distingue a absolutamente nadie y además de esto no pudieron verse en el juicio.
También se ha referido a la imposibilidad de transportar 45 botellas en 2 bolsas de deporte "por espacio y por peso" y a las inquietudes sobre la tarjeta imantada que se usó para ingresar en la bodega, puesto que asimismo se registró la utilización de la tarjeta de la habitación 106 donde se alojaban unos amigos de los dueños de Atrio.
La letrada se ha referido en su intervención al hecho de que la bodega no tuviese cámaras de videovigilancia en el interior y al desfase sobre las horas de las grabaciones que "no está avalada por ningún informe técnico", tal como a la oportunidad de que la puerta estuviese abierta, lo que no sería un hurto de manera fuerte sino más bien un robo.
Tampoco queda acreditado, según sus conclusiones, que los acusados hubiesen visitado el hotel cacereño en tres oportunidades precedentes en tanto que no hay ningún informe oficial sobre este tema y, con en comparación con ADN en la habitación ha defendido que no se conoce de qué forma llegó allí.
"Mis clientes del servicio no son Bonny and Clyde", dijo la letrada, que asimismo ha criticado el informe del perito sobre el valor de las botellas por el hecho de que "no es un especialista en vinos" y pues el archivo se ha aportado a la causa un año tras llevarlo a cabo. "La duda debe beneficiar al reo", ha subrayado Córdoba que concluye que "sin pruebas no hay delito".