En la provincia de Cáceres, un total de siete individuos están siendo objeto de investigación por su posible implicación en incendios forestales provocados por imprudencia, según el informe del Seprona de la Guardia Civil. Estas investigaciones abarcan diversas localidades de la región y a menudo involucran situaciones donde la negligencia ha estado presente.
Las causas de estos incendios son variadas y van desde un cañón detonador utilizado en actividades de espantapájaros hasta herramientas que generaron chispas, como radiales o incluso la fricción de una rampa de un vehículo de transporte de ganado. Además, se han registrado incidentes relacionados con conexiones eléctricas defectuosas y el uso imprudente de humo en la caza de conejos.
Uno de los casos más destacados ocurrió el 17 de junio en Valdecañas de Tajo, donde un incendio devoró 62,20 hectáreas de matorrales. La investigación reveló que el fuego se originó tras el roce de un árbol ornamental con una línea eléctrica, lo que resultó en una conflagración destructiva al caer ramas incendiadas al suelo. El encargado de mantener esa línea eléctrica enfrenta cargos por negligencia.
Otro incidente significativo tuvo lugar el 13 de julio en Miajadas, donde un fuego arrasó aproximadamente 22 hectáreas de terreno forestal. Las pesquisas demostraron que este incendio se relacionaba con el uso de humo por parte de cazadores de conejos, llevando a las autoridades a investigar a uno de los individuos involucrados por su imprudencia.
El 16 de julio, un fuego en Abertura, que comenzó dentro de una planta fotovoltaica, se propagó a 440 hectáreas de monte bajo, gracias a la colaboración de los técnicos del Infoex se pudo identificar que se habían incumplido las normas de prevención de incendios establecidas.
Aló largo del mes de julio, otro incendio se produjo el día 31 en Santo Domingo, en el municipio de Montánchez, donde se consumieron más de 5.000 metros cuadrados de vegetación. La investigación apuntó a la chispa generada por una herramienta radial como la causa del siniestro, provocando también la investigación del operario responsable.
Ya en agosto, específicamente el 30, un nuevo incendio se inició en Belvís de Monroy, con un área afectada de 1,65 hectáreas, nuevamente a causa del uso imprudente de herramientas de corte. El autor de esta acción enfrenta cargos por imprudencia grave.
El 3 de septiembre, un cortocircuito en un tendido eléctrico improvisado causó un incendio que devastó 7,73 hectáreas en Santiago del Campo. La falta de precauciones adecuadas llevó a la investigación del responsable del cableado defectuoso.
El 11 de septiembre, un cañón detonador de gas utilizado para ahuyentar aves provocó un incendio en Trujillo, afectando a 1,6 hectáreas de viñedo, lo que resultó en la investigación del propietario por un delito de incendio por imprudencia.
Finalmente, el 15 de septiembre, un camión que transportaba ganado provocó múltiples incendios a lo largo de más de 17 kilómetros debido a la fricción de sus elementos con el asfalto, resultando en un saldo de 105 hectáreas afectadas. El conductor está bajo investigación por imprudencia grave.
Las investigaciones continúan activas, con varias líneas de trabajo todavía analizando más incidentes de incendios forestales. No se descartan más detenciones en el futuro cercano. Este verano, el Seprona ha puesto a disposición judicial a seis personas y ha investigado a diecisiete más en toda la provincia de Cáceres.
El esfuerzo del cuerpo de la Guardia Civil en la protección del medio ambiente y la seguridad ciudadana queda reflejado en estos resultados, subrayando la necesidad de mantener una vigilancia constante ante conductas que amenazan nuestro patrimonio natural.
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