El siglo XX fue una época de grandes cambios y transformaciones en la sociedad española, y Extremadura no fue una excepción. Durante este periodo, la región experimentó un intenso proceso de modernización y desarrollo que dejó una huella imborrable en su patrimonio cultural. En este artículo, exploraremos la riqueza y diversidad del patrimonio cultural de Extremadura en el siglo XX, desde sus monumentos históricos hasta sus tradiciones populares.
Extremadura alberga un gran número de monumentos históricos que nos hablan de su rica historia. Entre ellos se encuentran el imponente Teatro Romano de Mérida, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la impresionante Catedral de Cáceres y el Castillo de Trujillo, con su imponente fortaleza.
Además de su patrimonio histórico, Extremadura también cuenta con destacados ejemplos de arquitectura contemporánea. La ciudad de Cáceres, por ejemplo, ha experimentado en las últimas décadas un importante proceso de renovación urbana que ha dado lugar a la construcción de modernos edificios que conviven en armonía con su casco histórico.
El siglo XX fue un periodo de efervescencia artística en Extremadura, con la presencia de destacados pintores como Eugenio Hermoso, autor de obras tan emblemáticas como "La Serrana de la Vera", y Francisco de Zurbarán, cuyas pinturas religiosas son mundialmente reconocidas.
En el campo de la escultura, Extremadura también ha dado grandes talentos como Pedro de Mena, cuyas obras barrocas adornan numerosas iglesias de la región, y Antonio Cano, conocido por sus esculturas públicas que embellecen plazas y parques de Extremadura.
Las fiestas y celebraciones populares son una parte fundamental del patrimonio cultural de Extremadura en el siglo XX. Destacan la Semana Santa de Cáceres, declarada de Interés Turístico Internacional, y la Feria de San Juan en Badajoz, conocida por sus corridas de toros y su ambiente festivo.
La gastronomía extremena es otro elemento importante de su patrimonio cultural en el siglo XX, con platos tradicionales como el gazpacho extremeño, el caldereta de cordero, y el famoso jamón ibérico de la dehesa extremeña. Estos manjares son parte de la identidad y la historia de la región.
En conclusión, el patrimonio cultural de Extremadura en el siglo XX es extremadamente rico y variado, abarcando desde monumentos históricos hasta tradiciones populares. Esta herencia cultural es un testimonio de la historia y la identidad de la región, y debe ser preservada y valorada por las generaciones futuras. El siglo XX dejó una profunda huella en Extremadura, y su legado cultural perdurará en el tiempo como un tesoro invaluable.