La incorporación de Portugal a España es un tema de gran importancia en la historia de la península ibérica. Para entender este acontecimiento es necesario remontarnos a los antecedentes históricos que llevaron a la unión de ambos reinos. Durante la Edad Media, la península ibérica estuvo dividida en varios reinos cristianos y musulmanes. Portugal se había independizado de León en el siglo XII, convirtiéndose en un reino separado con sus propias leyes y tradiciones.
Por otro lado, España estaba compuesta por diferentes reinos que luchaban por la hegemonía en la península. Con el matrimonio de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, se inició un proceso de unificación de los territorios peninsulares bajo una sola corona. Esta unificación culminó con la conquista del Reino de Granada en 1492, poniendo fin a la presencia musulmana en la península.
Tras la conquista de Granada, los Reyes Católicos se plantearon la posibilidad de unir Portugal a España para formar un único reino. Esta idea se vio reforzada por la unión dinástica entre los dos reinos gracias al matrimonio de la hija de los Reyes Católicos, Juana, con el rey de Portugal, Manuel I. Sin embargo, las diferencias políticas y culturales entre ambos reinos dificultaron este proceso de unificación.
La incorporación de Portugal a España se concretó en 1580, cuando el rey portugués, Sebastián I, desapareció en la batalla de Alcazarquivir sin dejar descendencia. Ante la falta de un heredero legítimo, Felipe II de España reclamó el trono portugués por ser nieto de Manuel I a través de su madre, Isabel de Portugal. De esta forma, Portugal pasó a formar parte de la corona española.
La incorporación de Portugal a España tuvo un impacto significativo en Extremadura, una región fronteriza entre ambos reinos. La unión de los territorios portugueses a la corona española supuso un aumento de la influencia de la monarquía en la región, reforzando su posición estratégica en la península ibérica.
Además, la unión de Portugal a España contribuyó a la expansión del imperio español en América, ya que Portugal también poseía territorios en el Nuevo Mundo que pasaron a formar parte de la corona española. Esto supuso un aumento de la riqueza y el poder de la monarquía, así como una mayor integración de Extremadura en el contexto colonial.
La incorporación de Portugal a España fue un acontecimiento clave en la historia de la península ibérica que tuvo importantes repercusiones en Extremadura y en el resto de territorios de la corona española. Aunque la unión de ambos reinos no estuvo exenta de conflictos y tensiones, contribuyó a fortalecer el poder de la monarquía y a impulsar el proceso de expansión colonial en América.