En Mérida, el 18 de agosto, la asociación SEO/Birdlife ha denunciado la devastadora situación que enfrentan los bosques de Extremadura a causa de los incendios forestales, que han arrasado cerca de 25.000 hectáreas de ecosistemas de notable valor ecológico. Esta catástrofe no solo afecta a vastas áreas naturales, sino que también presenta consecuencias alarmantes para la biodiversidad regional.
Entre las zonas más impactadas se encuentran hábitats antiguos y singulares, que albergan especies de flora y fauna amenazadas. Según los expertos, la recuperación de estos ecosistemas dañados puede llevar décadas, poniendo en riesgo la integridad de la biodiversidad que han cultivado durante siglos.
El incendio más significativo y aún fuera de control es el que se originó en Jarilla, abarcando aproximadamente 14.000 hectáreas. Este siniestro se ha extendido principalmente por la Red Natura 2000, afectando las zonas de Sierra de Gredos y Valle del Jerte, mientras avanza sin medidas efectivas de contención hacia nuevos territorios.
Las llamas han afectado gravemente a significativas masas forestales, ricas en especies como robles y castaños. Lugares emblemáticos como el Castañar de Hervás y el Abedular del Puerto de Honduras han sufrido pérdidas significativas, incluyendo la posible desaparición de hasta nueve árboles centenarios, entre los que se cuentan castaños de más de 700 años y robles cuya existencia supera el siglo.
El impacto en la fauna ha sido igualmente preocupante. Se estima que el castañar de Hervás, hogar de colonias de murciélagos en grave peligro de extinción, se ha visto severamente comprometido. Esto incluye especies como el murciélago ratonero forestal y el orejudo septentrional, que dependen de estos hábitats para su supervivencia.
Además, las aves protegidas han presentado graves pérdidas en sus territorios de reproducción. Se han registrado la pérdida de al menos tres parejas de abejero europeo, dos parejas de águila real y varias de otras especies, lo que pone de manifiesto la urgencia de la situación actual.
Otro caso alarmante se observa en la ZEPA Sierra de San Pedro donde se han reportado dos incendios devastadores en Alburquerque y Aliseda. Entre 6.000 y 7.000 hectáreas de bosque mediterráneo han ardido, un ecosistema que es extremadamente difícil de restaurar y podría tardar hasta 70 años en recuperarse plenamente.
Las pérdidas para la fauna han sido descritas como "dramáticas" en este espacio vital para las aves rapaces europeas. Se calcula que el fuego ha destruido los nidos de cerca de 60 parejas de buitre negro y otras especies, lo que contribuye a la alarmante disminución de estas poblaciones ya amenazadas.
Asimismo, un incendio reciente en Llerena ha arrasado unas 4.000 hectáreas, afectando a especies como el águila imperial y la cigüeña negra. Estas pérdidas subrayan la magnitud de la crisis que enfrenta la biodiversidad extremeña.
SEO/Birdlife advierte que esta crisis es un reflejo de una "crisis estructural" que demanda respuestas significativas y urgentes. La organización hace un llamado para que se implementen estrategias estatales de prevención y restauración que sean fundamentadas científicamente, integradas territorialmente y con el financiamiento necesario para hacer frente a los retos climáticos que amenazan el futuro de Extremadura y su valiosa diversidad natural.
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